En un nuevo coloquio académico de nuestro departamento, la Dra. Gricel Orellana presentó una nueva mirada sobre la esquizofrenia, destacando que no se trata solo de un trastorno psiquiátrico, sino de una enfermedad compleja con importantes implicancias neurológicas, cognitivas y médicas, especialmente en el ámbito cardiometabólico.
Durante su exposición, la Dra. Orellana, subrayó que la esquizofrenia debe comprenderse como una condición que integra elementos de la psiquiatría, la neurología y la medicina interna. Explicó que, además de los síntomas psicóticos clásicos, existen déficits cognitivos y factores biológicos que comienzan desde etapas prenatales y se desarrollan a lo largo de la vida, influyendo en la evolución de la enfermedad y en la calidad de vida de los pacientes.
La académica e investigadora destacó que uno de los hallazgos más relevantes en los últimos años es el alto riesgo cardiometabólico de las personas con esquizofrenia, incluso en etapas tempranas y antes de recibir tratamiento farmacológico. “El principal factor que podemos manejar hoy es el riesgo cardiometabólico, que muchas veces se diagnostica tarde y termina siendo la causa de muerte en lugar del suicidio, como solíamos pensar”, señaló la especialista.
Asimismo, advirtió que los pacientes presentan una expectativa de vida reducida de 15 a 20 años, principalmente por enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad, tabaquismo y complicaciones asociadas al uso de antipsicóticos. En este contexto, la académica recalcó la necesidad de integrar médicos internistas a los equipos de salud mental y de implementar programas preventivos que incluyan control de glicemia, presión arterial, perfil lipídico y hábitos de vida saludable.
Finalmente, la Dra. Orellana hizo un llamado a asumir que las enfermedades médicas son parte inherente de la esquizofrenia y no factores secundarios. “Existe un consenso creciente de que la esquizofrenia es esencialmente una enfermedad riesgosa para la vida, y que los problemas cardiometabólicos deben considerarse dentro del diagnóstico y tratamiento”, enfatizó. Según la especialista, reconocer esta dimensión permitirá avanzar hacia un enfoque más integral, preventivo y humano en la atención de las personas que viven con este diagnóstico.
Ve la presentación a continuación: