Las adicciones corresponden a un trastorno de etiología compleja en que influyen factores genéticos y ambientales (Ouzir, 2016). Implica el progresivo deterioro sobre el control de la conducta de búsqueda de drogas u otros estímulos reforzadores (internet, apuestas, compras entre otros) a pesar de las consecuencias negativas a nivel físico, emocional, familiares y sociales a las que la persona se ve enfrentada (Angres & Bettinardi-Angres, 2008).
Las adicciones son altamente prevalentes en nuestro país y en el mundo, generan importante menoscabo en la salud de la población y considerables costos asociados al paciente, su familia y la sociedad completa. En Chile, el último estudio del SENDA (2018) ha indicado que el consumo de sustancias como marihuana (30,9%), fármacos tranquilizantes (8,6%), tabaco (4,3%) cocaína (3%) y pasta base (1,4%) ha aumentado entre los jóvenes en los últimos años, lo que sitúan a Chile en el primer lugar de Latinoamérica en el consumo de estas drogas. Respecto al alcohol, las cifras indican que por lo menos unos 4 millones 600 mil personas consumen esta sustancia en nuestro país, lo que se observa como un problema de salud pública.
La comorbilidad entre adicciones y otras patologías de salud mental puede llegar hasta un 53% en población general y aumenta en población en tratamiento (Regier et al., 1990). Algunas investigaciones han evidenciado además, que la comorbilidad entre diagnósticos (otra patología más uso de sustancias o adicción) puede funcionar como un obstaculizador para la recuperación, ya que difícilmente se puede acceder a tratamientos que aborden múltiples diagnósticos al mismo tiempo. Otros obstaculizadores se relacionan además con los altos costos de los tratamientos, preocupación por la opinión de otras personas por asistir a tratamientos relacionados con el uso/abuso de sustancias o el estigma asociado a ser catalogado como adicto/a (Mojtabai, et al., 2014; Carrasco et al., 2015; McCallum, et al., 2015), dilemas acerca de la cura y la recuperación (enfermedad heredada, voluntad como forma de recuperación), dificultades para acceder a opciones adecuadas de tratamiento o deseo de un tratamiento “más radical” y de solución rápida (una pastilla para dejar de tomar) y la permisividad inicial de las familias con el consumo, por ejemplo, de alcohol (Carrasco et al., 2015).
Modalidad: | Online, vía zoom |
Horas a distancia, presenciales: | 16 horas sincrónicas |
Horas no presenciales: | 16 horas de estudio personal |
Horas Totales: | 32 horas |
Fechas de clases: |
Viernes 13/11: de 14.00 a 18.00 hrs. |
Dirigido a: | Psiquiatras, Psiquiatras infanto-juveniles, Psicólogos/as, Médicos Familiares, Médicos Generales, Terapeutas Ocupacionales, Trabajadores Sociales, Enfermeras |
Vacantes: | Mínimo 25 alumnos Máximo 50 alumnos |
Costo: | $100.000 |
Formas de pago: | Transferencia electrónica |